Hay muchos sistemas para evitar la corrosión. Éstos sistemas disponen de elementos muy sensibles (ánodo de sacrificio). Que absorben toda la reacción química que se produce durante la oxidación. De esta forma son ellos los que sufren la corrosión mientras el elemento al cual protegen permanece en perfecto estado.

método anticorrosión

La existencia de estos ánodos de sacrificio o de magnesio. Es desconocida para la mayoría. Sin embargo, un buen mantenimiento de este ánodo o la sustitución del mismo cuando ha llegado al límite de su vida. Puede evitar la perforación por oxidación del calentador o acumulador. Algunos de los problemas derivados de una mala conservación son las temidas inundaciones. Por lo tanto, provocan la destrucción de mobiliario, daños a terceros y los costes de sustitución del electrodoméstico por perforación del calderín y por consiguiente la perdida del agua acumulada en el termo eléctrico.

El mantenimiento del ánodo de sacrificio. Es una tarea muy sencilla si se tiene acceso al ánodo desde el exterior. La tarea puede complicarse si para acceder al ánodo se debe desmontar el calderín, como sucede frecuentemente en calentadores eléctricos pequeños.

CONSEJOS DE PROCEDIMIENTO

Antes de soltar el ánodo de sacrificio debes tener en cuenta: Por seguridad, desconectar el termo de la red eléctrica. Es decir, Cerrar la llave de entrada del agua. Abrir un grifo de agua caliente para quitar la presión. Cerrar la llave de paso de la salida de agua caliente. Vaciar el termo hasta la altura a la que se encuentre el ánodo.

El período de vida de un ánodo de sacrificio depende de muchos factores: El tipo de agua, la temperatura a la que esté regulado el termo, el consumo de agua y el modelo de termo. Normalmente, se recomienda efectuar una revisión al año de la instalación del termo y en función del estado en que se encuentre el ánodo repetirla de forma periódica.

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